En al año 2012 se llevó a cabo un estudio en Uganda usando Dióxido de Cloro para tratar la Malaria. Esta prueba clínica piloto, que contó con la participación de la Cruz Roja Internacional y una de sus filiales más confiables: Water Reference Center, fue todo un éxito pues probó la eficacia del CDS para combatir esta enfermedad en tiempo record. Sin embargo, poco menos de un año después, la Cruz Roja se desvincula de la investigación y afirma no haber participado en ella. En este artículo referiremos en detalle todo lo ocurrido sobre este misterioso caso.
Dióxido de Cloro para la malaria: generalidades del estudio
La población de este estudio estuvo constituida por 781 sujetos habitantes del poblado de Iganga, provincia de Kampala, en Uganda. La muestra, por su parte, la constituyó un número de 154 pacientes que fueron diagnosticados positivos para malaria.
Las pruebas diagnósticas usadas estuvieron conformadas por, primero, un test de antígeno por reacción química, y segundo, una vez detectado que el paciente era positivo, se confirmaba el diagnóstico con un análisis (smear microscópico) de sangre.
Los resultados fueron los siguientes: de los 154 casos positivos, 143 resultaron negativos a las 24 horas de haber ingerido una dosis de Dióxido de Cloro (15 a 18 gotas de clorito sódico activado con la misma cantidad de gotas de ácido). Los 11 casos restantes fueron comprobados negativos a las 48 horas, luego de tomar una segunda dosis.
Este estudio fue llevado a cabo por Water Reference Center (WRC), que es una filial de la Cruz Roja internacional de Ginebra en Suiza , y contó con la participación activa de su director y fundador: Klaas Proesmans. Por su parte, la Secretaría General de la Cruz Roja de Uganda participó de igual manera en el estudio a través de varios especialistas y profesionales de la salud. La conclusión del estudio fue que el Dióxido de Cloro cura la Malaria.
Tanto WRC como la Cruz Roja Internacional certificaron inicialmente los sorprendentes resultados de este estudio clínico piloto. Así mismo, Klaas Proesmans, solicitó públicamente la realización de réplicas de esta investigación para ampliar y difundir la validez del uso del Dióxido de Cloro como tratamiento contra la malaria.
Dióxido de Cloro para la malaria: qué es esta enfermedad
La malaria es una enfermedad producida por un parásito llamado plasmodium. El parásito ingresa al organismo a través de la picadura del mosquito anófeles. Una vez en el organismo humano, los parásitos viajan a través de la sangre hasta el hígado de la persona infectada. A partir de entonces los glóbulos rojos quedan contaminados y de allí el parásito se trasmite a todo el organismo.
El síntoma principal es la fiebre, aunque la patología correlacionada, y que causa más daño al organismo, es la anemia que resulta de la destrucción de los glóbulos rojos por parte del parásito. La mortalidad por causa de esta enfermedad es de más de un millón de personas al año y prevalecen como afectados los niños y los ancianos. La zona geográfica más perturbada por la malaria es el continente africano.
Dióxido de Cloro para la malaria: impacto del estudio de 2012
El hecho de que la malaria haya sido hasta ahora considerada una enfermedad incurable, hace que el resultado del estudio referido tenga alcances mayores. Y en efecto, por una parte, desde el punto de vista humano, los resultados constituyen una gran esperanza para los cientos de miles de personas que enferman cada año de esta penosa enfermedad.
No obstante, por otra parte, los resultados de la investigación afectan otro aspecto de la realidad, que es el económico. Y es que curar la malaria con Dióxido de Cloro es una tarea que sale prácticamente gratis, mientras que invertir en la vacuna contra la malaria (RTS, S) es un negocio millonario en el que se benefician industrias farmacéuticas, organismos internacionales y gobiernos.
La Cruz roja da la espalda al estudio sobre malaria y CDS
Luego de que se difundieran los resultados del estudio a través de un artículo titulado “La malaria finalmente es derrotada”, que apareciera en el boletín “Master Mineral Solution”, y de un video homónimo producido por Leo Koehof y narrado por Andreas Kalcker, la Cruz Roja Internacional emitió este comunicado:
La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (LFRC) se disocia absolutamente del contenido del artículo publicado días atrás en el boletín Master Mineral Solution, titulado ‘Malaria finally defeated’, y el vídeo de YouTube que lo respalda. La IFRC no apoya ni avala en absoluto las afirmaciones hechas acerca de este proyecto, y en ningún momento ha participado en los ensayos clínicos relativos al tratamiento de la malaria. A escala mundial, la malaria afecta a 219 millones de personas por año y cada minuto se cobra la vida de un niño. En términos de política, la LFRC adhiere a las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establecen que la única forma de combatirla es ampliar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento. La LFRC expresa su apoyo a la Cruz Roja Ugandesa, y reconoce que en calidad de auxiliar de los poderes públicos, en la última década encabezó los programas de prevención en todo el país, con arreglo a las directrices de la OMS.
Cruz Roja InternacionalSe filtra video de que demuestra la veracidad del estudio
Como suele suceder muchas veces en la vida, las mentiras no pueden sostenerse por mucho tiempo. Así, al comienzo de hacerse pública la declaración de la Cruz Roja Internacional en la que se desvinculaba del estudio del Dióxido de Cloro para combatir la malaria, hubo mucha contrariedad por parte de las personas involucradas en el estudio, como Kalcker y Jim Humble, pues no podían creer que el dinero pudiera más que la verdad.
Pero también el público quedó desorientado pues no supo con certeza si en realidad se había tratado de un estudio científico o, por el contrario y como hacían creer los medios de comunicación, era una estafa montada con el fin de promocionar la venta de CDS.
Sin embargo no tardó mucho en develarse la verdad, pues en las redes se filtró un video que hasta el momento se había mantenido oculto y en el que el propio Klaas Proesmans refiere todo el procedimiento del estudio y declara, finamente, que el 100 % de los pacientes atendidos con Dióxido de Cloro para tratar la malaria sanaron por completo.
Dióxido de Cloro para la malaria: más pruebas de que el estudio sí se realizó
Otra prueba de la realización y efectividad del estudio, es el testimonio de la voluntaria alemana Kerstin Wojciechowski, quien el 19 de diciembre de 2012 publicó en su blog personal su experiencia en el exitoso estudio realizado en Uganda con Dióxido de Cloro para curar la malaria. La transcripción de esta prueba puede hallarse en la página 53 del libro La salud prohibida, de Andreas Kalcker.
En este mismo libro, y desde la página 50 a la 56, se encuentran las demás pruebas que Kalcker ha conservado para desmentir a aquellos que aseguran que tal estudio fue una farsa, entre estas se encuentran: el informe del médico jefe de la investigación en el que se asegura que todos los casos de malaria tratados con Dióxido de Cloro remitieron.
También está la transcripción de los correos electrónicos en los que el presidente de Water Reference Center, Klaas Proesmans, le pide a Kalcker que deje de difundir los resultados de la investigación a través de YouTube y algunas revistas.
Por otra parte, Andreas Kalcker consigna igualmente una fotografía del documento de la embajada de Japón en Uganda en el que se hace constar que el gobierno de este país financió la investigación.
Dióxido de Cloro para la malaria: el comienzo de una batalla
Con todo lo sucedido en el caso Uganda, en el que a través de un estudio científico piloto se probó que el Dióxido de Cloro cura la malaria, comenzó una lucha que no se va a detener hasta que se logre imponer la verdad.
Y en efecto, aquella fue la primera batalla librada en conjunto por un grupo de humanos que anteponen la salud a cualquier otro interés egoísta. Después de Uganda, el campo de batalla actual es el mundo entero, terreno en el que el covid-19 ha matado ya a cientos de miles de personas y en el que Kalcker, junto a la COMUSAV, y otros grupos de médicos e investigadores, han probado que el dióxido de Cloro cura el Covid-19.
Sabiendo que los intereses económicos suelen triunfar sobre los derechos humanos, no parece haber muchas esperanzas de que esta vez el CDS sea reconocido ante los organismos médicos internacionales como un medicamento eficaz, sin embargo algo ha cambiado: cada vez son más las personas que despistan a la verdad y no se dejan engañar.