La imaginación activa es un método creado por C. G. Jung con la finalidad de hacer que los pacientes tuvieran acceso a los contenidos inconscientes. Con esta terapia, el suizo buscaba que el individuo adoptara un papel que al mismo tiempo fuera tanto activo como receptivo, con respecto a los elementos arquetípicos inconscientes de su psique.
Imaginación activa: definiendo el terreno
Debemos tener claro que la imaginación activa no posee las mismas características del sueño, que de acuerdo a Jung, ocurre espontáneamente. La imaginación activa tampoco constituye una fantasía dirigida por otra persona, pues esta es una técnica distinta con la que suele confundírsela.
No es tampoco un método en el que la persona dirige sus pensamientos de forma consciente y a voluntad, ni es un simple fantasear mecánico, pues en ambos caos se pone en acción mecanismos que no surgen del inconsciente sino de las regiones conscientes o semiconscientes del individuo.
Y es que la imaginación activa es todo lo opuesto de la invención consciente. Así, un elemento fundamental del método, es que las imágenes provengan del inconsciente y que la consciencia reciba este material sin intervenir en su modificación, solo de manera receptiva.
La participación de la mente consciente se da posterior al ejercicio de imaginación activa, en el momento en que el sujeto expresa y desarrolla de forma activa su experiencia, y esto lo hace a través de la escritura, el dibujo, la pintura, el modelado, la danza u otra manifestación artística.
Imaginación activa, pasos para hacer el ejercicio
Ante todo debemos partir de un estado de relajación profunda. Una vez en este estado, permitimos que surjan imágenes espontáneas del inconsciente. Este paso se puede propiciar evocando la imagen de algún sueño, de una fantasía, de un recuerdo o de una fuerte emoción.
En este viaje que se está emprendiendo, debe permitírsele al proceso que vaya a su ritmo, dejando que cada imagen revele lo que tenga que decirnos, sin querer pasar a otra imagen de manera voluntaria.
Para hacer esto, es necesario situarse fuera del juicio moral y dejarse atravesar por las imágenes, siendo receptivos y respetuosos con ellas.
Paso siguiente, este proceso imaginal puede expresarse de manera artística, mediante el movimiento corporal, la escritura o la plástica. En este trabajo posterior se puede entablar una relación dialógica con las imágenes, hacerle preguntas a los personajes que hayan aparecido y construir narraciones sobre lo ocurrido.
Resulta relevante que la sesión de imaginación activa se lleve a cabo en un entorno seguro, preferentemente con la supervisión de un analista junguiano, ya que no en cualquier momento de la vida y no todas las personas están preparadas para este viaje a las profundidades de la psique.
Otras consideraciones a tener en cuenta
La imaginación activa representa una oportunidad muy valiosa para ingresar en las profundidades de la psique, pero con la ventaja de que nuestra consciencia está presente y de este modo podemos registrar cuanto vaya ocurriendo, a diferencia del sueño, los cuales no siempre recordamos.
La imaginación activa supone que la consciencia y las imágenes psíquicas afloran, se relacionen de manera dinámica, por ello, la persona que usa la técnica debe estar abierto y presto a la contemplación y la receptividad. Y es que este viaje nos otorga conocimiento sobre nosotros mismos y sobre el mundo, que por lo general, permanecen ocultos.
Así, esta es una manera de permitir que algunas partes de nuestra personalidad que por lo general no son escuchadas, entren en escena, permitiendo así que nuestros aspectos conscientes las observen y establezcan con ellas una interacción amorosa.
Si bien la intención del método no es el de interpretar el resultado del trabajo con las imágenes, si puede reflexionarse sobre lo ocurrido permitiendo que se produzca así una transformación.
¿Qué resultados se esperan de la imaginación activa?
La meta de la imaginación activa es dar voz a aspectos del inconsciente que de otro modo permanecerían ocultos a la consciencia. Como por ejemplo los arquetipos de la sombra o el ánima/animus, que por lo general no son escuchados, sino que a través de diversos mecanismos de defensa permanecen ajenos a la luz de la personalidad.
Como producto factual de este proceso, se obtienen registros plasmados a través del dibujo, la pintura, la escritura, la escultura, la danza, música, etc. Estos productos servirán de material de trabajo para el análisis junguiano o trabajo psicoterapéutico.
A través de la imaginación activa se crea una atmósfera interior que promueve la eclosión y de contenidos inconscientes en el estado de vigilia. Jung pensaba que esto producía una transformación de la personalidad al hacerla más rica y menos unilateral, lo cual contribuía a la salud holística, mental y física, de los pacientes.
¿Quiénes pueden realizar ejercicios de imaginación activa?
Jung pensaba que no todo el mundo podía realizar ejercicios de imaginación activa. Incluso llegó a decir que era más eficaz en las últimas etapas del análisis, cuando la objetivación de las imágenes puede sustituir los sueños.
En este sentido, la imaginación activa puede promover la sanación de la neurosis, siempre y cuando las fantasías surgidas puedan ser integradas a la conciencia, y no se utilice la técnica como una forma de evasión de las tareas cotidianas del diario vivir.
El método puede tener dos consecuencias negativas, una es que el paciente quede ilusionado ante la aparición de las fantasías e ignore la exigencia de un enfrentamiento con ellas; y segundo, que los arquetipos constelados posean tanta energía psíquica que tomen posesión de la personalidad.